domingo, 16 de noviembre de 2014

MARATON DE NUEVA YORK. 26,2 Millas inolvidables!


Me ha costado más de dos semanas sentarme a escribir. Han sido noches tras acabar la jornada laboral de, en la oscuridad,  visionar fotografías, las casi dos horas de grabación en GoPro, y sobretodo de ir deshaciendo poco a poco la maleta colocando las múltiples sensaciones traídas desde  Nueva York  en cada estantería con mimo y cuidado.

El relato que empieza es casi una confesión personal que realizo no sin cierto pudor. Soy un puñetero "runner de mierda" que diría Rafa Vega (@rafavega_) , con 48 tacos, algunos kms en las patas, mediocre en mis marcas pero que desea compartir una vivencia que jamás olvidaré, con detalles personales animando a todo el mundo a probar esta experiencia. Son exactamente 42195 metros, 26,2 Millas, como cualquiera de las anteriores: Barcelona, París, Berlín, Valencia, Sevilla, …, pero Nueva York , sin duda, no es una maratón cualquiera.

Empecemos por el final: Son las 13,29 horas en Nueva York y vivo un momento de éxtasis que me será difícil olvidar jamás. Cruzo   la ansiada meta  del más  famoso Maratón del mundo después de disfrutar cada una de las 26,2 millas como jamás lo  había hecho.


Me acuerdo de  las últimas 3 semanas en las que hubo que sufrir para estar en la salida y no paro de dar gracias al destino y a mucha gente. De hecho 20 días antes de la gran cita, tras un pinchazo acabando un entreno de series,   era incapaz de correr más de 15 minutos seguidos por un problema neuro muscular por la zona inserción sóleo-gemelo. El trabajo de Dani (@DeshFisio) , Isa (@IsaArbones) y los entrenos del Mister Carles Castillejo( @C_Castillejo) obraron el milagro y 3 horas y 46 minutos antes estaba en el corral  de salida tiritando de frío.


Son los peores momentos. Al madrugón de campeonato se le une la zona de concentración de corredores casi 3 horas antes en una explanada totalmente a la intemperie con imágenes más propias de gente sin techo que de corredores que van a afrontar una maratón (veáse al fondo de la imagen)

Se pasa el tiempo haciendo colas para coger bebida caliente, algún donut o baggel.., turnos para  lavabos y en mi caso, unas llamadas a casa, otra a mi buen amigo Pablo (@pablocarmenado) de @DrinkingRunners para recibir después una muy sorprendente  llamada de Radio Marca que me provocó un subidón tremendo al entrar en directo en su programa  para comentar los previos de ese gran día.

Las mariposas revolotean por el estómago sin cesar, más visitas a lavabos de las previstas y directos al corral de salida donde empezamos a desprendernos de ropa expresamente traída para ser lanzada y que voluntarios recogen para programas de ayuda a necesitados.
  
La salida está bien organizada. Mi ola sale del carril interior por el Puente de Verrazano. Pega un frío y viento tremendos pero tras el himno , un  New York-New York a ritmo rockero y no el esperado de mi querido Frank Sinatra , hay que ponerse a correr en una ligera subida que apenas se nota con la excitación del momento donde no sabes cómo resguardarte del viento movidos todos por una excitación brutal.

Así transcurren los primeros 3,5 kms hasta que del silencio del puente pasamos ya a zona habitada entrando en Brooklyn donde empezamos a sentir el apoyo  de la gente que no nos abandonará ya . Llega el momento de despojarse de la sudadera y correr con la camiseta de la Maratón con ritmo de crucero.

Desde la primera milla la animación es absolutamente impresionante. Gente que va a a estar horas viendo pasar corredores , que no cesan de gritar y apoyar en diferentes idiomas,  corear tu nombre, y en mi caso aludir al “viva España”  con algún cachondo aludiendo al  flamenco, “la paela”, …, topicazos propios del país que delata la camiseta .

Es una gozada correr cerca de alguno de los dos lados de la ruta. Palpar, sentir, chocar manos, devolver miradas, sonrisas, disfrutar , de veras, es un espectáculo único.

En cada milla avituallamientos de isotónico y agua en dos perfectas filas perfectamente servidas por los Voluntarios, gente que merece un homenaje grande, puesto que no sólo cumplen con la hidratación, sino que te animan y encorajinan para seguir adelante. Son  sencillamente únicos y muy muy grandes.

Un momento curioso se vive al atravesar el barrio de los Ortodoxos que te  brinda la sensación de estar en otra ciudad o maratón.  Aunque hay algunos puntos de animación con las más de 192 bandas que animan toda la carrera, es como si aquello no fuese con ellos. Es un contraste enorme ver a animados supporters  (pocos la verdad) mezclados  con estas personas de singular atuendo que ajenas a todo pasean e incluso cruzan la calle  a su bola molestando tu propio ritmo puesto que les da igual que por allí estén corriendo 50000 personas.

Pero ello va a durar a poco y seguimos ruta,  nos toca cruzar Puente de Pulaski donde tengo la oportunidad de cruzarme con muchos compatriotas con los que comparto charleta haciéndome especial ilusión el apretón de manos con Nacho Tomás (@nachotomas) al que desvirtualizo en ese instante.  Curioso esto del  Twitter de reconocer a una persona a 8000 kms y en plena Maratón de Nueva York.

El ritmo en estos momentos es totalmente conservador siguiendo las instrucción de fisio y Mister, y aprovecho para ir grabando, hablando con la gente en carrera  e incluso permitiéndome la licencia de llamar a casa mientras corría para hacer partícipes a la familia de aquello que estaba viviendo a tantos  kilómetros de distancia  .

Damos un salto hasta un punto clave: el puente de Queensboro una auténtica tortura con una subida de más de 1,5  km en un profundo silencio sólo roto por las pisadas de los corredores .

Es un momento crítico para algunos incluyéndome a mí . Se empiezan a ver corredores andando, otros sufriendo mucho y cabeceando, y encima sin nadie que te anime y con la música del viento que pegaba de fondo como única compañía.

Decido bajar a ritmo de trote cochinero durante toda la subida e incluso  parar a estirar porque aparecen las primeras quejas leves en la zona lesionada y no me fío. Es el km 25  y queda mucho para tirarlo todo a tierra por mantener un ritmo que en ocasiones incluso era por encima de la previsión inicial de carrera.

Pero ese sufrimiento tiene premio: Llega un  gran momento en la Maratón de New York:  la bajada  del maldito puentecito para entrar en la 1ª Avenida .

De repente  pasas del silencio a un griterío ensordecedor que aún recordándolo me emociona. Increíble esa curva a la izquierda, sin palabras para agradecer tanta animación, es un subidón que provoca la sensación de querer parar para grabarlo todo y gozar del momento. En realidad lo que supone es aumentar inconscientemente la velocidad de crucero, vamos, lo que viene siendo venirse arriba y que más tarde se va a terminar pagando.


Avanzamos por la 1ª AV buscando el punto de animación del grupo de @Sportravel_es con el que viajé que se convierte en momento selfie, gritos y lagrimones de emoción y seguir para adelante disfrutando por la amplia avenida perfecta para correr atónito por el espectáculo que no cesa a ambos lados de la ruta.




Km 30 ( 1ª AV con 103 St) , lo recuerdo perfectamente. Faltan 12 kms más  y salvo accidente raro los tengo que hacer . Me siento cómodo y super bien de pulsaciones.

Llamo al Mister  mientras sigo corriendo . Carles Castillejo  ha sido clave para ayudarme a liberarme del síndrome de la lesión con entrenos trampa incluyendo series paralelamente a las sesiones de rehabilitación .

Su primera respuesta es “malo cuando me llamas…”, pero no, en seguida le transmito que es una llamada de alegría y agradecimiento,  de verme tan bien a esas alturas y decirle que voy a llegar, no sé cómo, pero en mi cabeza tenía ese objetivo de llegar al km 30 entero y que lo tenía ya . Fue super emocionante y es algo que volvería a hacer ahora mismo aunque ese subidón me hiciera entrar en fase crítica muscular unos kms después.

Consciente de haber aflojado el ritmo , nuevas llamadas a casa  donde me seguían vía web para tranquilizarles cuando tuve un km tonto que en realidad aproveché para charlar con compatriotas que animaban,  haciendo fotos, grabación , gel al canto y algún estiramiento.

Abandonamos Manhattan para ir hacia el Bronx por el Puente de Madison donde el viento nos vuelve a dar duro , con algún “cadáver modo runner” en los lados  y con una subidita de las que hacen daño por el Km 34 más o menos.

Es otro momento para ir poco a poco y atravesar la zona lo antes posible entre los cánticos de los diversos grupos apostados en la zona. Hay que girar y volver para buscar la 5ªAv de nuevo para retomar Manhattan ahora sí, buscando la ansiada meta.

 Km 35 subida nuevamente pero me noto que voy suelto corriendo, gritando a derecha e izda, grabando sin parar, viviendo cada minuto como si no hubiese un mañana, algo indescriptible y para lo que no tengo capacidad de reflejar aquí en un estado entre eufórico y contenido por si las piernas decían basta.

Nueva comunicación con mi amigo Pablo que está relatando la carrera en el chat de @DrinkingRunners que tanto me han ayudado en estas semanas de zozobra y dudas a través de ese canal de comunicación de locos que tanto nos gusta. Es un subidón y ayuda esos ánimos y saber que mi gente está siguiendo la carrera. Enormes tod@s!!!

Se pasan esos kms de tortura en subida , buscamos ya el km 38 para entrar en Central Park por primera vez en una nueva explosión de ruido, animación y apoyo que te llega aún cuando las fuerzas empiezan a flojear.

Pero ahora sí que soy consciente que llego seguro, grabo un video wasap que mando a amig@s, llamo a casa medio llorando, contacto de nuevo con Pablo… son momentos indescriptibles, buscando las banderas españolas para rozar a la gente, gritarles un “no se os oye”, bufff tremendo.

Salimos de Central Park, km 41, subidita de nuevo hacia Columbus Circle, pero no me resisto a hacer la última llamada al Mister , “lo hemos logrado, falta menos de 1 Km “ … antes de prepararme para la entrada de nuevo a Central Park para coger la curva a la derecha que nos permite la entrada hacia meta, apenas 800 metros , como no en subida, pero que ya no se notan.

Empiezo a correr de lado a lado como loco chocando manos  con todo el mundo, gritando  buscando obviamente a los compatriotas que por allí andaban , con el gemelo protestando de mala manera , con las pulsaciones arriba pero sobretodo,  feliz, muy feliz.






Quiero entrar a la meta con la bandera de #KmsXAlimentos, el proyecto solidario de @Drinkingrunners con el que colaboro e intento participar activamente  Es un gesto simple e  insignificante pero quería que en esa capital del mundo que es New York , la Gran Ciudad, estuviese presente este Gran Proyecto Solidario  que lleva recaudados en sus diversas fases más de 25000 kilos de alimentos .

Suelto cámara y teléfono y desplegamos la banderita que me acompañó en el cinturón de geles toda la carrera y a por  la meta.





La llegada a meta  no es para nada la entrada por el arco de cualquier maratón, de hecho al ser en subida parece que no sea tan ceremoniosa ni den ganas de sprintar ni muchos menos como en Berlín o Valencia por ejemplo.

“Lo hemos conseguido” y tras atravesar la alfombra del chip,  sesión de fotos,   e innumerables Congratulations por parte de los Voluntarios.

Es el momento de recibir  la medalla de la amable voluntaria que podéis ver aquí (una crack el abrazo y besazo sorprendida por el gesto del selfie) y caminar a recoger la bolsa.

No me siento ni agotado, sólo quiero 30 segundos de lagrimón interno estirando apoyado en un árbol de Central Park –que por cierto está precioso en otoño- y llamar a casa, al Mister e incluso intentarlo con Isa sin éxito sólo para darles las Gracias por aguantarme y ayudarme reconociendo que en el último mes he estado ciertamente insoportable.

Se me acerca una chica voluntaria para interesarse por mi estado y le digo que sólo estoy emocionado pero que soy el tío más feliz de la tierra. Me guiña un ojo y me devuelve un abrazo con un Great Job inolvidable.

La salida de Central Park es larga y tediosa con el caminar lento de los miles de corredores que nos vamos saludando, levantando el pulgar y volviendo a metro, hoteles, en un desfile de zombies, .. para la reconfortante ducha en un desfile de ponchos azules singular. (foto de facebook de Sportravel)

Sin duda, esta experiencia ha colmado las expectativas. A la majestuosidad de la ciudad, fantástica y fascinante , se une la grandeza del evento desde que aterrizas y que se alarga incluso los días posteriores hasta que tomas el avión de vuelta.

El ceremonial de pasear con la medalla esa tarde por sus calles, que la gente te salude paseando,  te llamen héroe, te griten el “great job”, …, inolvidable, como las fotos  que en el Madison Square Garden  viendo a los Knicks  esa noche la gente se quería hacer contigo por el simple hecho de llevar la medallita colgada.

Personalmente además de todo este enorme equipaje repleto de grandes momentos con el que he vuelto, esta  Maratón , incluyendo sus previos,  me ha reafirmado internamente en mi convicción que el ser humano somos capaces  de casi todo lo que está en  nuestras manos  si pelea por su objetivo , salvo impedimento grave o irreversible obviamente.

Sin duda , Liz Robbins en su libro tenía razón: New York Marathon  is A RACE LIKE NO OTHER.(Gracías a Rafa Vega por descubrirme ese libro que me he leído dos veces).


Pido  excusas  por la extensión  pero la maratón lo merece . Probad a vivir la experiencia  y contadme!!

5 comentarios:

  1. Hoy nos haces correr a todos en NY...gracias!

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  2. Julian, después de leerlo dan más ganas de correr allí. Un gran post. Gracias!

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  3. Magnífico relato y experiencia!!! Sinceramente...te admiro primo Julián!!!
    Un abrazo tío!!!

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    1. Como me quieres, ja ja.. fue una experiencia inolvidable... recuerda que nos debemos un rodaje por el Besós pronto

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  4. Excusas??!!
    Felicidades crack!

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