Finisher!! Cayó la tercera maratón en unas circunstancias peculiares que han
hecho durísima la experiencia y que deseo hacerla extensible con todos y
especialmente a los que comparten conmigo este veneno del running .
Amanece frío en Paris, 2 grados creo, calentamiento mínimo (jamás
repetiré este error de no dedicar más tiempo a calentar los músculos) un
pequeño suceso de última hora solventado y hacia la salida con el tiempo justo.
Salida Campos Elíseos impresionante donde ponemos rumbo alegre de
crucero. Algo no va bien - como si intuyese lo que se me venía encima- cuando
le pido a mi acompañante Segundo que tire a pesar de ser un ritmo de 4:45
a 4:50 controlado e ir hablando tranquilamente
Km 8 :pinchazo en tendón de Aquiles, paradita para estirar y
parece que es falsa alarma .
Nada de eso ocurre , persisten los pinchazos y las molestias
aumentan haciéndome cambiar el modo de correr supongo a tenor de lo que pasó a
partir del km 18 donde sigo a ritmo crucero a pesar de todo , sobre 4:55
buscando el objetivo de bajar de 3:30 o quedar cerca.
Los puñeteros calambres aparecen pronto, demasiado y la cabeza
empieza a hervir. Qué demonios!! Hemos venido a París a hacer un maratón
y hay que hacerlo. Cada km aproximadamente paradita para estirar con el apoyo
de coches aparcados , árboles y farolas que han sido compañeros de aventura.
El ritmo hay que bajarlo y en el km 24 tomo la decisión de apretar
dientes, no volver a mirar el crono hasta el final y empezar a disfrutar del
paisaje y la belleza monumental de Paris y parar cada 500 metros a estirar
gemelos y tibiales , novedad hoy puesto que estos últimos jamás me habían
molestado .
En el km 27 encuentro programado con mi mujer: parada para estirar
más tiempo y coger geles, sales, potasios y todas esas mandangas que , a tenor
de lo sucedido, no han sido muy efectivas hoy.
Mi cabeza toma la decisión de pensar en metas pequeñas de 3 a 5 km
. En el km 32 pienso que solo quedan 3 para el 35, en el km 37 que solo son 5 a
la meta y así, sufriendo lo indecible llego al km 40 con una sacudida tremenda
de calambres en al avituallamiento ante los que sólo cabía calma , cabeza y
sangre fría .
Otro entretenimiento efectivo y que me ha ayudado es saludar a compatriotas runners, me acuerdo
de un chico de Azkoitia que andaba y andaba meneando la cabeza, pero me dice
con voz firme :Aúpa pa ti que yo llego
aunque sea a gatas.
La meta estaba ya cerca, el apoyo del público maravilloso y genial
pero las emociones que me producía su ánimo me generaban calambres aun mas
fuertes.
La meta con el Arco de triunfo en el horizonte se avista, los 600
metros más duros de mi vida porque quería entrar corriendo bajo el azote de los
calambres, con la cabeza arriba y colocando el dorsal para la foto final.
Soy finisher de nuevo. 3:44:27, puesto 9957 de 50.000 runners que
dadas las circunstancias me han hecho la persona más feliz del mundo .
Un dato curioso y revelador: Las pulsaciones como si hubiese
rodado en un día de entreno suave, muy bajas tras 42195 metros lo que me certifica que los
estrenos cardiovascularmente estaban bien orientados.
Había entrenado muy bien, llegaba algo tocado pero esta es la
gracia de esta aventura de 42 kms: que cada una tiene una historia diferente
que escribir.
Toca descansar y revisar con analíticas, fisio y demás
profesionales la causa de estos calambres que me atormenta en muchas carreras.
Posiblemente cuestión de ritmo demasiado ambicioso , pienso yo. No sé, sólo
tengo ganas de ver a mis hijas , a mis compañer@s runners y ahora mismo
colgarme la medalla como td@s l@s orgullos@s finishers con los que vuelvo en el
avión desde donde escribo esta parrafada.
El 29 de septiembre, a pesar de que me duele todo, ya pienso en el
Maratón de Berlín!!! La fuerza de la voluntad es algo poderoso que tod@s
llevamos dentro.
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