Me ha costado más de dos semanas
sentarme a escribir. Han sido noches tras acabar la jornada laboral de, en la
oscuridad, visionar fotografías, las
casi dos horas de grabación en GoPro, y sobretodo de ir deshaciendo poco a poco
la maleta colocando las múltiples sensaciones traídas desde Nueva
York en cada estantería con mimo y
cuidado.
El relato que empieza es casi una confesión personal que realizo no sin cierto pudor. Soy un puñetero "runner de mierda" que diría Rafa Vega (@rafavega_) , con 48 tacos, algunos kms en las patas, mediocre en mis marcas pero que desea compartir una vivencia que jamás olvidaré, con detalles personales animando a todo el mundo a probar esta experiencia. Son exactamente 42195 metros,
26,2 Millas, como cualquiera de las anteriores: Barcelona, París, Berlín,
Valencia, Sevilla, …, pero Nueva York , sin duda, no es una maratón cualquiera.
Empecemos por el final: Son las
13,29 horas en Nueva York y vivo un momento de éxtasis que me será difícil
olvidar jamás. Cruzo la
ansiada meta del más famoso Maratón del mundo después de disfrutar
cada una de las 26,2 millas como jamás lo había hecho.
Me acuerdo de las últimas 3 semanas en las que hubo que
sufrir para estar en la salida y no paro de dar gracias al destino y a mucha
gente. De hecho 20 días antes de la gran cita, tras un pinchazo acabando un
entreno de series, era incapaz de correr más de 15 minutos
seguidos por un problema neuro muscular por la zona inserción sóleo-gemelo. El
trabajo de Dani (@DeshFisio) , Isa (@IsaArbones) y los entrenos del Mister Carles Castillejo( @C_Castillejo) obraron el milagro y 3 horas y 46 minutos antes estaba en el corral de salida tiritando de frío.
Son los peores momentos. Al
madrugón de campeonato se le une la zona de concentración de corredores casi 3
horas antes en una explanada totalmente a la intemperie con imágenes más
propias de gente sin techo que de corredores que van a afrontar una maratón (veáse al fondo de la imagen)
Se
pasa el tiempo haciendo colas para coger bebida caliente, algún donut o
baggel.., turnos para lavabos y en mi
caso, unas llamadas a casa, otra a mi buen amigo Pablo (@pablocarmenado) de @DrinkingRunners para recibir después una muy
sorprendente llamada de Radio Marca que
me provocó un subidón tremendo al entrar en directo en su programa para comentar los previos de ese gran día.
Las mariposas revolotean por el estómago
sin cesar, más visitas a lavabos de las previstas y directos al corral de
salida donde empezamos a desprendernos de ropa expresamente traída para ser
lanzada y que voluntarios recogen para programas de ayuda a necesitados.
La salida está bien organizada.
Mi ola sale del carril interior por el Puente de Verrazano. Pega un frío y
viento tremendos pero tras el himno , un New York-New York a ritmo rockero y no el
esperado de mi querido Frank Sinatra , hay que ponerse a correr en una ligera
subida que apenas se nota con la excitación del momento donde no sabes cómo resguardarte del viento movidos todos por una excitación brutal.
Así transcurren los primeros 3,5
kms hasta que del silencio del puente pasamos ya a zona habitada entrando en
Brooklyn donde empezamos a sentir el apoyo
de la gente que no nos abandonará ya . Llega el momento de despojarse de
la sudadera y correr con la camiseta de la Maratón con ritmo de crucero.
Desde la primera milla la animación
es absolutamente impresionante. Gente que va a a estar horas viendo pasar corredores , que no cesan de gritar y apoyar en diferentes idiomas, corear tu nombre, y en mi caso aludir al “viva
España” con algún cachondo aludiendo al flamenco, “la paela”, …, topicazos propios del
país que delata la camiseta .
Es una gozada correr cerca de
alguno de los dos lados de la ruta. Palpar, sentir, chocar manos, devolver
miradas, sonrisas, disfrutar , de veras, es un espectáculo único.
En cada milla avituallamientos de
isotónico y agua en dos perfectas filas perfectamente servidas por los
Voluntarios, gente que merece un homenaje grande, puesto que no sólo cumplen
con la hidratación, sino que te animan y encorajinan para seguir adelante. Son sencillamente únicos y muy muy grandes.
Un momento curioso se vive al atravesar
el barrio de los Ortodoxos que te brinda
la sensación de estar en otra ciudad o maratón. Aunque hay algunos puntos de animación con las
más de 192 bandas que animan toda la carrera, es como si aquello no fuese con
ellos. Es un contraste enorme ver a animados supporters (pocos la verdad) mezclados con estas personas de singular atuendo que
ajenas a todo pasean e incluso cruzan la calle a su bola molestando tu propio ritmo puesto
que les da igual que por allí estén corriendo 50000 personas.
Pero ello va a durar a poco y
seguimos ruta, nos toca cruzar Puente de
Pulaski donde tengo la oportunidad de cruzarme con muchos compatriotas con los
que comparto charleta haciéndome especial ilusión el apretón de manos con Nacho
Tomás (@nachotomas) al que desvirtualizo en ese instante. Curioso esto del Twitter de reconocer a una persona a 8000 kms y en plena Maratón de Nueva York.
El ritmo en estos momentos es
totalmente conservador siguiendo las instrucción de fisio y Mister, y aprovecho
para ir grabando, hablando con la gente en carrera e incluso permitiéndome la licencia de llamar a casa mientras corría para hacer partícipes a
la familia de aquello que estaba viviendo a tantos kilómetros de distancia .
Damos un salto hasta un punto
clave: el puente de Queensboro una auténtica tortura con una subida de más de 1,5
km en un profundo silencio sólo roto por
las pisadas de los corredores .
Es un momento crítico para
algunos incluyéndome a mí . Se empiezan a ver corredores andando, otros
sufriendo mucho y cabeceando, y encima sin nadie que te anime y con la música
del viento que pegaba de fondo como única compañía.
Decido bajar a ritmo de trote
cochinero durante toda la subida e incluso parar a estirar porque aparecen las primeras
quejas leves en la zona lesionada y no me fío. Es el km 25 y queda mucho para tirarlo todo a tierra por
mantener un ritmo que en ocasiones incluso era por encima de la previsión
inicial de carrera.
Pero ese sufrimiento tiene
premio: Llega un gran momento en la
Maratón de New York: la bajada del maldito puentecito para entrar en la 1ª
Avenida .
De repente pasas del silencio a un griterío ensordecedor
que aún recordándolo me emociona. Increíble esa curva a la izquierda, sin
palabras para agradecer tanta animación, es un subidón que provoca la sensación
de querer parar para grabarlo todo y gozar del momento. En realidad lo que
supone es aumentar inconscientemente la velocidad de crucero, vamos, lo que
viene siendo venirse arriba y que más tarde se va a terminar pagando.
Avanzamos por la 1ª AV buscando
el punto de animación del grupo de @Sportravel_es con el que viajé que se convierte en momento
selfie, gritos y lagrimones de emoción y seguir para adelante disfrutando por la amplia
avenida perfecta para correr atónito por el espectáculo que no cesa a ambos lados de la ruta.
Km 30 ( 1ª AV con 103 St) , lo
recuerdo perfectamente. Faltan 12 kms más y salvo accidente raro los tengo que hacer .
Me siento cómodo y super bien de pulsaciones.
Llamo al Mister mientras sigo corriendo . Carles Castillejo ha
sido clave para ayudarme a liberarme del síndrome de la lesión con entrenos
trampa incluyendo series paralelamente a las sesiones de rehabilitación .
Su primera respuesta es “malo
cuando me llamas…”, pero no, en seguida le transmito que es una llamada de
alegría y agradecimiento, de verme tan
bien a esas alturas y decirle que voy a llegar, no sé cómo, pero en mi cabeza
tenía ese objetivo de llegar al km 30 entero y que lo tenía ya . Fue super emocionante
y es algo que volvería a hacer ahora mismo aunque ese subidón me hiciera entrar
en fase crítica muscular unos kms después.
Consciente de haber aflojado el
ritmo , nuevas llamadas a casa donde me
seguían vía web para tranquilizarles cuando tuve un km tonto que en realidad
aproveché para charlar con compatriotas que animaban, haciendo fotos, grabación , gel al canto y
algún estiramiento.
Abandonamos Manhattan para ir
hacia el Bronx por el Puente de Madison donde el viento nos vuelve a dar duro ,
con algún “cadáver modo runner” en los lados y con una subidita de las que hacen daño por
el Km 34 más o menos.
Es otro momento para ir poco a poco y
atravesar la zona lo antes posible entre los cánticos de los diversos grupos
apostados en la zona. Hay que girar y volver para buscar la 5ªAv de nuevo para retomar Manhattan ahora sí, buscando la ansiada meta.
Km 35
subida nuevamente pero me noto que voy suelto corriendo, gritando a derecha e
izda, grabando sin parar, viviendo cada minuto como si no hubiese un mañana,
algo indescriptible y para lo que no tengo capacidad de reflejar aquí en un estado entre eufórico y contenido por si las piernas decían basta.
Nueva comunicación con mi amigo
Pablo que está relatando la carrera en el chat de @DrinkingRunners que tanto me han ayudado en estas semanas de zozobra y dudas a
través de ese canal de comunicación de locos que tanto nos gusta. Es un subidón y ayuda esos
ánimos y saber que mi gente está siguiendo la carrera. Enormes tod@s!!!
Se pasan esos kms de tortura en subida
, buscamos ya el km 38 para entrar en Central Park por primera vez en una nueva explosión de ruido, animación y apoyo que te llega aún cuando las fuerzas empiezan a flojear.
Pero ahora sí
que soy consciente que llego seguro, grabo un video wasap que mando a amig@s, llamo a casa medio
llorando, contacto de nuevo con Pablo… son momentos indescriptibles, buscando
las banderas españolas para rozar a la gente, gritarles un “no se os oye”, bufff tremendo.
Salimos de Central Park, km 41,
subidita de nuevo hacia Columbus Circle, pero no me resisto a hacer la última
llamada al Mister , “lo hemos logrado, falta menos de 1 Km “ … antes de
prepararme para la entrada de nuevo a Central Park para coger la curva a la
derecha que nos permite la entrada hacia meta, apenas 800 metros , como no en
subida, pero que ya no se notan.
Empiezo a correr de lado a lado
como loco chocando manos con todo el mundo, gritando buscando obviamente a los compatriotas
que por allí andaban , con el gemelo protestando de mala manera , con las
pulsaciones arriba pero sobretodo, feliz, muy feliz.
Quiero entrar a la meta con la
bandera de #KmsXAlimentos, el proyecto solidario de @Drinkingrunners con el que colaboro e intento participar activamente Es un gesto simple e insignificante pero
quería que en esa capital del mundo que es New York , la Gran Ciudad, estuviese
presente este Gran Proyecto Solidario
que lleva recaudados en sus diversas fases más de 25000 kilos de
alimentos .
Suelto cámara y teléfono y
desplegamos la banderita que me acompañó en el cinturón de geles toda la
carrera y a por la meta.
La llegada a meta no es para nada la entrada por el arco de cualquier
maratón, de hecho al ser en subida parece que no sea tan ceremoniosa ni den
ganas de sprintar ni muchos menos como en Berlín o Valencia por ejemplo.
“Lo hemos conseguido” y tras
atravesar la alfombra del chip, sesión de fotos, e innumerables Congratulations por parte de los Voluntarios.
Es el momento de
recibir la medalla de la amable
voluntaria que podéis ver aquí (una crack el abrazo y besazo sorprendida por el
gesto del selfie) y caminar a recoger la bolsa.
No me siento ni agotado, sólo
quiero 30 segundos de lagrimón interno estirando apoyado en un árbol de Central Park –que
por cierto está precioso en otoño- y llamar a casa, al Mister e incluso
intentarlo con Isa sin éxito sólo para darles las Gracias por aguantarme y
ayudarme reconociendo que en el último mes he estado ciertamente insoportable.
Se me acerca una chica voluntaria para interesarse por mi estado y le digo que sólo estoy emocionado pero que soy el tío más feliz de la tierra. Me guiña un ojo y me devuelve un abrazo con un Great Job inolvidable.
La salida de Central Park es
larga y tediosa con el caminar lento de los miles de corredores que nos vamos
saludando, levantando el pulgar y volviendo a metro, hoteles, en un desfile de zombies, .. para la
reconfortante ducha en un desfile de ponchos azules singular. (foto de facebook de Sportravel)
Sin duda, esta experiencia ha colmado las
expectativas. A la majestuosidad de la ciudad, fantástica y fascinante , se une
la grandeza del evento desde que aterrizas y que se alarga incluso los días
posteriores hasta que tomas el avión de vuelta.
El ceremonial de pasear con la medalla
esa tarde por sus calles, que la gente te salude paseando, te llamen héroe, te griten el “great job”, …,
inolvidable, como las fotos que en el Madison Square Garden viendo a los Knicks esa noche la gente se quería hacer contigo
por el simple hecho de llevar la medallita colgada.
Personalmente además de todo este
enorme equipaje repleto de grandes momentos con el que he vuelto, esta Maratón
, incluyendo sus previos, me ha
reafirmado internamente en mi convicción que el ser humano somos capaces de casi todo lo que está en nuestras manos si pelea por su objetivo , salvo impedimento
grave o irreversible obviamente.
Sin duda , Liz Robbins en su
libro tenía razón: New York Marathon is A
RACE LIKE NO OTHER.(Gracías a Rafa Vega por descubrirme ese libro que me he
leído dos veces).